lunes, 31 de mayo de 2010

Raices

Como no hablar de las raíces, cuando dentro del ser se siente cotidianamente el arraigo. Cuando el alma empuja para ese lado y una irrefrenable fuerza obliga a querer al origen, aunque no se sepa.

Dentro de mí cabalgan ancestros, caminan seres que han detallado cada punto de este continente dejando a su paso el sentir de los que no renunciaron, de los que no se quejaron y solo sabían de un lugar: adelante. Pero nunca dejaron de lado el punto de partida.

Haber llegado desde muy lejos, no importa desde donde, desde lejos. Haber esperado acá desde siempre sin saber a quien. Y el tiempo que todo lo puede, por encima de todos los seres y al igual que con los astros mixtura carne y sentimiento, cuerpo y alma y pare vida nueva, sana, fraterna, mestiza.

Lengua quechua y castellana, aimará, guaraní, toba y otras tantas que se conjuraron en esa maravillosa música espiritual que nos unió más allá de los gestos. Que por encima de las heroicas guerras libradas pudo triunfar gallarda y con hermandad profunda forjo un puente de comunicación humana.

Caminar el Amazonas, vientre de la naturaleza. Admirar la cordillera, con entrañas de cobre y oro. Subir al Machu Picchu, puerta de entrada de los dioses. Ver el Perú, perfil del Inca. Intentar un sendero en La Pampa, capaz de parir un viento altanero que se siente como el mismo aliento de Dios. Continente bañado por dos océanos y cientos de mares y recorrido por un verdadero sistema sanguíneo de ríos que llevan vida. Son, acaso, muestras vanas de existencia y nada mas ?. Creo que no. Se que no. Nada es fruto del azar. La naturaleza con su magnifica evolución o el Altísimo con su designio. Por eso fue y no por que la casualidad o la causalidad así lo quisieran. Tanta verdad a gritos no puede ser fruto del capricho.

La matemática, ciencia exacta por definición, que todo lo resuelve, dicta su sentencia hasta cuando un problema no tiene solución. Siempre hay un resultado. La física puede demostrar como funciona cada fuerza y cada movimiento. La química sabe como se produce cada fusión. Pero ninguna puede describir con exactitud de que se trata el sentimiento. Y si, este es el fondo. No importa si fue el objetivo. Fue el resultado que produjo cada movimiento que con fuerza se fusiono exactamente en el lugar y el momento que debió para dar origen a esta bendita tierra lugar en donde no debieran existir fronteras que solo separan intereses.

Mil maneras de pensar y una sola forma de sentir. Todos y un mismo color de sangre. Saberse hermano y actuar como tal, es la misión.

Por eso, de vez en cuando, me da por pensar y pienso y digo: que feliz es el pueblo que se asienta en sus raíces y orgulloso de eso entiende su identidad y camina junto a sus hermanos para crear grandeza.

Mario Pedernera, Buenos Ayres, 25 de mayo de 2010